No recuerdo un año concreto en el que aprendí a nadar, pero lo que sí recuerdo es que aprendí a nadar ya algo mayor. A los veintitantos años y además lo hice por mi cuenta. Observando a los demás como lo hacían y consultando algún manual de natación. Así es difícil aprender a nadar bien pero así fueron mis primeros pasos en el agua.
Recuerdo un año, hace tiempo, con 13 o 14 años quizás, veraneando en el pueblo de mis padres, que un día me fui con los amigos a una alberca.
Ellos se metieron en la alberca para jugar y refrescarse, pero yo no me atreví a meterme en el agua porque no sabía nadar. Les dije que no me apetecía meterme en el agua, pero en ralidad era porque no sabía nadar y temía que me hicieran alguna ahogadilla ( típica broma que se hace en el agua entre los amigos, cruel donde las haya, bastante desagradable para el que la sufre ). Pero sobre todo, me daba vergüenza reconocer que le tenía miedo al agua y no sabía nadar.
Han pasado muchos años desde aquella anécdota, pero sigue existiendo mucha gente que le tiene miedo al agua ( por muchos motivos ) y no se atreve a reconocerlo ante los demás. Pensando, erróneamente, que casi nadie le tiene miedo al agua y que todo el mundo sabe nadar.
Estoy seguro que si ese día en el que estuve con mis amigos en la alberca, huibera tenido los conocimientos que tengo ahora me hubiera dado cuenta de que ellos, en realidad, tampoco sabían nadar, pero no le tenían miedo al agua y se movían en ella por puro instinto.
Es lo mismo que les pasa a mis alumnos cuando han superado el miedo al agua y han aprendido a nadar. El aprendizaje que han tenido les ha hecho tomar conciencia de lo que es saber nadar de verdad.
Ahora, cuando van a nadar a cualquier piscina y ven nadar a los demás, se dan cuenta de que mucha gente no sabe nadar. Sí, esa gente, que solo va a la piscina en verano se mueve por el agua, chapotea, salpica mucho cuando nada, nada torpemente y seguramente lo haga en la zona de la piscina que no les cubre.
Recordemos que saber nadar, no es solo nadar un poco con la cabeza fuera del agua o nadar estilo rana o nadar un poco, boca arriba, de cualquier manera. Saber nadar, supone mucho más. Supone dominar el medio acuático y esto no tiene nada que ver con desplazarse por el agua de cualquier forma.
Pero a lo que voy en este artículo, es a intentar acabar con el mito falso de que nadie le tiene miedo al agua o todo el mundo sabe nadar. Tenemos que reconocer que hay mucha gente que no ha tenido la oportunidad, por circunstancias de la vida, de aprender a nadar y que es lógico tenerle miedo al agua ya que es un medio peligroso, si no se domina, en el que se puede perder la vida.
Afortunadame, hay muchos cursos de natación para adultos y además hay cursos de natación para personas que le tienen miedo al agua. Por lo que mucha gente con miedo al agua, si quiere, ya tiene la oportunidad de superar el miedo y aprender a nadar.
Aunque es verdad, que todavía hay pocos cursos de este tipo en pleno siglo XX, específicos para personas con miedo al agua, ya que hay poca conciencia en el mundo de la enseñanza de la natación de que haya mucha gente con miedo al agua y de su necesidad y deseo de querer aprender a nadar.
Se considera que si alguien tiene miedo al agua debe resolverlo acudiendo a un psicólogo. No es problema del instructor de natación. Sin embargo, esto es un grave error, ya que algunos miedos solo se pueden superar enfrentándose a ellos en la realidad y no en el diván de un psicólogo.
La ayuda psicológica puede ayudar, pero no es suficiente.
Pocos instructores de natación se preocupan por los alumnos que tienen miedo al agua. Consideran que ellos están para enseñar a nadar y no para
quitarle el miedo a nadie. Este es otro motivo por el que las personas que tienen miedo al agua no lo confiesan cuando se apuntan a un curso de natación para adultos.
El alumno con miedo al agua necesita una atención especial, un apoyo más cercano del docente. Tienen un ritmo de aprendizjae más lento, debido a que el miedo es muy limitante e impide desplegar todas las capacidades fisicas del individuo.
Tarde o temprano, todos los instructores de natación tendrán que recibir una formación adecuada para que puedan atender y trabajar eficazmente con estas personas.
En cualquier caso, afortunadamente, las personas con miedo al agua cada vez se atreven más a apuntarse a cursos de natación y van surgiendo nuevos cursos diseñados para estas personas. El falso mito va cayendo.