El Salto Del Pánico

by Juan Yun 0

May 27th, 2021 Español

No es infrecuente que se apunten a mis cursos personas que ya han pasado por otros cursos de natación. Una de las motivos es que les obligaron a saltar al agua en la primera ( aunque parezca increíble todavía sucede ). La razón es que los instructores tras ver que el alumno le tiene miedo al agua ( a la zona profunda ) lo fuerzan a saltar o, directamente, le tiran al agua de manera sorpresiva. A ver si de una puñetera vez se quita el miedo al agua. Esto fue lo que le pasó a una de mis alumnas. La pobre, del susto, salió llorando y evidentemente no volvió más a las clases.

Existe una creencia entre los técnicos de natación que el miedo al agua se quita de golpe. Saltas al agua o te tira el instructor, sin previo aviso, y de esta manera, tan sutil, creen que el desdichado alumno saldrá limpio de todo miedo que hubiera podido tener. Así, en un instante y como por arte de magia. De un salto. Creo que en algunos países hispanos a este tipo de saltos le llaman el “salto del pánico”, y tanto.

Por eso en este artículo quiero hablar de las razones que llevan a pensar a mis colegas de profesión que con un simple salto al agua, cualquiera puede quitarse el miedo de una vez.

Pensándolo bien, todas las razones se pueden sintetizar en una: No saben cómo enseñar a nadar a alguien con miedo o elevado miedo al agua.

En realidad, el trabajo no consiste en cómo le quitamos el miedo nosotros, los profesionales, sino en cómo les ayudamos para que se lo quiten ellos, los sufridos alumnos. Porque son ellos los que se lo quitan, los que lo vencen, los que lo superan. Eso sí, con nosotros de guías.

Por lo que, no es tanto problema del alumno, que también, sino, sobre todo, del docente. Si el instructor no está preparado, es imposible que pueda ayudar a alguien con el problema que estamos tratando aquí. Ya que es muy dificil enseñar a nadar con métodos convencionales, ya que no están dirigidos para que los alumnos superen el miedo al agua.

Llegados a este punto, la pregunta es:

¿ Los cursos para la formación de monitores o instructores de natación preparan a los futuros técnicos para tratar a alumnos con miedo al agua ?

La respuesta es que no. Por lo tanto, es lógico que cuando a un técnico de natación se le presentan alumnos de estas características, no sepa qué hacer. Ante esta tesitura lo más socorrido es terminar cuanto antes con “el problema”, obligando a saltar al incauto alumno. Así consigue dos cosas. Una, o se le quita el miedo de una vez ( lo que parece bastante complicado ) o si no se le quita, no volverá a las clases del susto que se ha llevado, con lo cual, problema resuelto.

En realidad, la raiz del problema, tal como yo lo veo,  no está en los instructores ni tampoco en las academias de formación. A mí tampoco me enseñaron a trabajar con personas con miedo al agua ( allá por los años 90 ). Las academias están más encaminadas a la enseñanza de cómo enseñar la técnica de los estilos, el dominio acuático, etc. según distintos modelos pedagógicos, pero pensando siempre en que los alumnos no presentarán problemas añadidos como el miedo al agua. O, en todo caso, aunque tengan miedo, los propios alumnos lo irán superando poco a poco, por su cuenta. Por lo que, en principio, el miedo no es un problema que deba incumbir al técnico.

Estoy hablando de alumnos adultos, con los niños es diferente, ya que el miedo de los niños sí es tratado. Debido a que uno de los problemas que presentan algunos niños ( normalmente niños pequeños ) es, precisamente, su miedo al agua. Los juegos, formas jugadas, el ambiente adecuado, etc. son estrategias que forman parte de metodologías en los cursos infantiles que todos los instructores conocen.

El porqué en los cursos de formación no se trata el tema del miedo en los adultos es porque, en principio, piensan que no existe tal problema. El niño expresa sin prejuicios su miedo al agua o a cualquier otro miedo, pero el adulto, no. En princpìo, podemos suponer que cualquier adulto que no sabe nadar tiene miedo al agua y en un curso de natación clásico puede superarlo de forma natural durante el aprendizaje. Pero el problema  viene cuando ese adulto le tiene al agua más miedo de lo razonable.

Al no identificar a estas personas con algún problema especial, son tratadas como a los demás. Un adulto no va llorando a una piscina obligado, como sí sucede con un niño con mucho miedo al agua, que no solo va llorando ogligado por los padres, sino que incluso es capaz de provocarse vómitos o cualquier otro tipo de treta para impedir que le lleven a la piscina.

Por lo tanto, en los niños sabemos que el miedo es uno de los problemas a trabajar en las clases de natación pero en los adultos no, y donde no existe un problema no se puede dar una solución. Pero sí existe, y cada vez es más visible, aunque en los cursos de formación para monitores o instructores de natación todavía no lo hayan visto o no le hayan dado importancia.

Que yo conozca, en Argentina, en Suiza, en Francia, en Estados Unidos hay cursos desde hace años dedicados exclusivamente a trabajar con adultos con miedo al agua. En España, en Madrid, ya se van anunciando cursos de natación para estas personas. Uno de ellos es el nuestro, en el que incluimos una metodología extraída de la propia experiencia con nuestros alumnos.

El salto que falta por dar es el de los responsables de los cursos de formación para que doten de herramientas adecuadas, a los instructores de natación, que les permitan trabajar con garantías con personas que se presenten con miedo o elevado miedo al agua. Los saltos milagrosos pasaron hace mucho tiempo a mejor vida.

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