Gary Hall Jr., diez veces medallista olímpico, reflexionó sobre la resiliencia, la gratitud y el poder perdurable del espíritu olímpico durante la ceremonia de reemplazo de medallas en la Casa Olímpica en Lausana.
Después de perder sus medallas olímpicas en el devastador incendio, la leyenda de la natación de Estados Unidos fue homenajeado con una emotiva ceremonia en Suiza, donde el presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Thomas Bach, le entregó réplicas de las medallas.
“Traje una de las medallas fundidas. Originalmente eran dos medallas de oro: una de Atlanta y otra de Atenas. Se fundieron en el fuego. En su lugar ahora está esta nueva … y ya tiene su encanto”, dijo el estadounidense.
Fue un momento de reflexión y reconocimiento en el corazón de la Capital Olímpica. Rodeado de amigos, compañeros olímpicos y miembros de la familia olímpica, Gary Hall Jr., uno de los nadadores más condecorados del equipo estadounidense, recibió réplicas de las diez medallas que ganó en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996, Sídney 2000 y Atenas 2004.
“Lo que más importa”, dijo el presidente del COI, Thomas Bach, al inaugurar el evento, “es el espíritu olímpico que vive en ti, Gary, un espíritu que ningún fuego puede destruir”.
“En un mundo tan centrado en el consumismo, perderlo todo te hace darte cuenta de lo poco que realmente necesitas. Lo que me ayudó a superar este momento fue el apoyo abrumador de la comunidad acuática. Me considero muy rico en amigos”, siguió Gary Hall.
“Compartiré una historia que me conmovió profundamente. Después del incendio, una de las primeras personas que me contactó fue Ian Thorpe. Es uno de mis rivales más acérrimos y una de las razones por las que tengo algunas medallas de plata en lugar de oro. Los únicos que me llamaron antes que él fueron mis familiares. Ni siquiera sé cómo se enteró tan rápido”, confesó.
“Pero lo hizo, y me contactó con tanta compasión. Luego Michael Klim, Grant Hackett, todos estos grandes nadadores australianos con los que luché durante años, también me llamaron. Así es la familia olímpica. Rivales, sí, pero también amigos. Y les estoy muy agradecido a ellos y a todos mis compañeros del equipo estadounidense, que también me contactaron”, cerró.
