Despedida: dos olímpicas latinoamericanas dejaron la natación competitiva

Adiós: dos olímpicas latinoamericanas dejaron la natación competitiva. Se trata de Samantha Arévalo y Celina Márquez.

La ecuatoriana de 30 años supo ser olímpica en Londres 2012, Río 2016 y Tokio 2020+1.

En el primer caso lo hizo en 800 libre pero luego trascendió en aguas abiertas. De hecho finalizó en el noveno puesto en Brasil, un año después de su bronce en los Juegos Panamericanos Toronto 2015.

Además, fue subcampeona mundial en los 10 kilómetros de Budapest 2017 (foto).

SU DESPEDIDA

Hoy he decidido cerrar un capítulo importante de mi vida y despedirme del alto rendimiento. Lo hago con el corazón lleno de gratitud y muchas lecciones aprendidas, consciente de que cada reto y dificultad han moldeado la persona que soy.

Desde los 4 años, el deporte ha sido mi refugio, mi escuela y mi mayor desafío. Recuerdo a esa niña pequeña, rodeada de naturaleza, ríos y la emoción de descubrir una piscina por primera vez. Lo que empezó como un juego pronto se transformó en sueños, y esos sueños se convirtieron en metas. Desde entonces, mi vida giró en torno a esa pasión, teniendo una infancia distinta.

Crecí rápido, aprendí a ser disciplinada y a trabajar duro desde pequeña, como si la vida me hubiera entregado un propósito claro desde el principio. Esa niña soñadora logró cosas que nunca imaginó: estar en tres Juegos Olímpicos, ganar una medalla mundial, y superar barreras que parecían imposibles. Sin embargo, el mayor reto no fueron las competencias, sino encontrarme a mí misma más allá de los logros.

Hubo momentos en los que mi identidad dependía únicamente del deporte, de los resultados, de las victorias y las derrotas. En ese lugar donde parecía que el fracaso era sinónimo de pérdida de valor personal, la depresión fue una competencia más. Pero también descubrí que era posible resurgir, reconstruirme desde adentro y aprender a disfrutar del camino, incluso en un entorno tan competitivo.

Hoy miro atrás y no puedo más que dar gracias a Dios por estos años. No solo me regaló los momentos más felices de mi vida, sino también amistades profundas, entrenadores que se convirtieron en mentores y enseñanzas que llevaré conmigo para siempre. Me enseñó el valor de las personas, de los lugares y de cada instante vivido.

Este retiro no es un adiós al deporte, porque seguirá siendo parte de quien soy. Es una nueva etapa para seguir creciendo y explorando quién puedo ser más allá del agua. Me despido solo de ésta plataforma, con la certeza de que todo lo vivido valió la pena, y con la ilusión de lo que está por venir.

 

OTRO ADIÓS

Mientras tanto la salvadoreña Celina Márquez fue olímpica en Tokio 2020+1 y París 2024.

De hecho, fue la abanderada de su país en ambas citas.

Además, fue finalista de los 100 espalda en los Juegos Panamericanos Lima 2019.

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