Sudamérica atraviesa en pleno invierno la expansión del coronavirus, mientras intenta retomar la práctica deportiva. Y uno de los últimos escenarios que de a poco recupera su actividad es el Centro Acuático del Estadio Nacional de Chile.
Desde el pasado 15 de julio, las autoridades sanitarias y deportivas del gobierno nacional chileno lograron la autorización para que unos 200 deportistas puedan volver a los entrenamientos, más allá de la cuarentena que todavía rige, en distintas fases, en la mayor parte del país. Y entre ellos figura una sola nadadora, actualmente en territorio nacional: Mahina Valdivia.
Su historia es particular, porque para seguir nadando durante el confinamiento recibió ayuda de otros deportistas chilenos. Los hermanos Francisco, Tiare, Rodrigo y Felipe Miranda, destacadas figuras del esquí náutico en su país y en el mundo, le facilitaron a Valdivia las instalaciones de una casa con lago propio para que no perdiera contacto con el agua mientras esperaba la reapertura de los centros deportivos.
Tras superar cuatro meses fuera de la piscina, desde que el 15 de julio nadara por última vez en la altura de San Luis de Potosía, México, donde se preparaba para el frustrado Campeonato Sudamericano, Mahina Valdivia volvió finalmente a nadar este lunes 20 de julio en el Centro Acuático del Estadio Nacional, ubicado en la capital chilena de Santiago. Se trata del mismo escenario que ya recibió los Juegos Sudamericanos de 2014, y también donde se disputará la natación de los próximos Juegos Panamericanos de Santiago 2023.
A los 24 años, Mahina Valdivia sueña con la clasificación a Tokio 2020 en los 10 km de aguas abiertas, prueba en la que ya compitió para Chile en los últimos Juegos Panamericanos de Lima 2019, donde culminó la competencia en la 13a colocación. En su palmarés figura una medalla de bronce en los 5 km de los Juegos Bolivarianos de Playa Iquique 2016.
Hasta el momento, Chile tiene una sola plaza cubierta en la natación de los próximos Juegos Olímpicos: la legendaria Kristel Kobrich es la única nadadora con marca A de la FINA, para competir por quinta vez en una cita olímpica, en los 800 y los 1500 libre. Como reside en el vecino país de Argentina, Kobrich ya volvió a los entrenamientos en la ciudad de Córdoba.
Gracias al cupo de universalidad de la natación, que permite a cada país presentar un atleta de cada sexo en los Juegos, Chile completaría su presencia en Tokio 2020 con un nadador todavía a definir. A partir de la actualización de la regla que publicó estos días la FINA, la plaza todavía no tiene dueño.
Entre los candidatos, Gabriel Araya es quien más cerca está de la marca clasificatoria en los 200 mariposa. Actualmente en Estados Unidos, integrante de Azura Florida Aquatics, también suma una buena cantidad de puntos FINA en los 100 y 200 libre, así como en los 100 mariposa. Hasta el momento, es el nadador chileno que se estaría quedando con el boleto a Tokio.
Jorge Depassier, velocista de 100 y 200 libre de Florida Gators, es el otro chileno que también vive en los Estados Unidos y sueña con los Juegos Olímpicos.
La lista se completa un grupo de cinco atletas que viven en Chile: Eduardo Cisternas (400 y 800 libre), Mariano Lazzerini (200 pecho), Benjamín Schnapp (100 mariposa), Maximiliano Ahumada (100 espalda), Manuel Osorio (200 combinado) y el experimentado Oliver Elliot (nadó los 50 libre en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008). La próxima semana podría haber novedades para ellos, todavía en vías de lograr la habilitación del gobierno nacional y el Comité Olímpico Chileno (COCH) para poder volver a los entrenamientos.
